Jorge Meijide, obra pictórica

Sobre el autor

Nació en San Fernando, Buenos Aires, el 1º de octubre de 1947. Además, de humorista, dibujante, guionista y artista plástico, es pediatra. Se formó en los talleres de la Asociación Estímulo de Bellas Artes. Participó en exposiciones individuales, colectivas y salones en el país y en el extranjero. Sus primeros dibujos fueron publicados en el suplemento Clave de Ja de la revista Siete Días; además trabajó para la revista Trampolín, Tía Vicenta, Eroticón, El Péndulo, Rock Superstar, El Gráfico, Mente Ágil, Billiken, Uno Mismo, Palante (Cuba), Cronopios (España) y para los diarios La Voz, Tiempo Argentino, el suplemento infantil de La Nación y La República (Uruguay). También brindó charlas y talleres sobre humor gráfico e historietas en el programa cultural “Argentina de Punta a Punta”.

Reconocimientos

  • 2007: Premio Trabucco, Academia Nacional de Bellas Artes
  • 2005: Mención de Honor, Salón OSDE
  • 2003: Premio Fundación Huésped
  • 2002: 1.er Premio Salón Nacional de Dibujo y Grabado de Entre Ríos.
  • 1999: 3.er Premio 9.ª Bienal Internacional de Dibujo y Grabado de Taipéi, Taiwán.
  • 1994: 2º Premio Bienal Chandon de Dibujo y Grabado.
  • 1987: Gran Premio de Honor XXIII Salón Nacional de Grabado y Dibujo.
  • 1985: 1.er Premio LXII Salón Anual de Santa Fe.
  • 1982: 1.er Premio Salón Municipal Manuel Belgrano.
  • 1981: 1.er. Premio Salón de Otoño de San Fernando.
  • 1980: 1.er. Premio XVI Salón Nacional de Grabado y Dibujo.

Sertserretartxe

de Catalano, Ángel B.

El partido de fútbol había terminado. Como siempre, once estaban contentos, los otros once, del equipo rival, no.
Era claro, como siempre, el resultado era el motivo, los que ganan festejan, los otros, callan…
Los que habían ganado eran visitantes, debían cruzar un puentecito para volver a su barrio. Tobi, uno de los pibes, mientras cruzaba el puente vio a lo lejos ¡Bah! A treinta metros, varias pequeñas cosas que se movían prestamente, llamó la atención a sus compañeros.
¡Miren! ¡Miren!
Era insólito, no alcanzaban a comprender que ocurría. Parecían chicos, pero de veinte centímetros de altura. ¿Qué era eso?
Parecía que hablaban, no se entendía lo que decían, hasta que Maxi, que siempre tenía una gran imaginación y rapidez para escribir, dijo:
Dan vuelta las palabras, hablan al revés. Creo que ellos todo lo hacen así, al revés de nosotros, quizás lo hacen mejor.
¿Qué dicen?
Preguntó Nahué.
“Somos sertserretartxe”.
Leyó Maxi.
¿Qué quieren decir?
Quiso saber Juaco.
“Somos extraterrestres…”
Continuó Maxi.
Una palabra “somos”, la pronunciaron como nosotros.
¿Sí? Ahora lee “somos” al revés.
¡Ah! Es capicúa.
¿Todo lo hablan así?
El que preguntaba era Nico.
Sí, ahora opinaron “ecerap euq nos etneg aneub”.
Tradúcelo.
Le pidió Roqui.
Dijeron: “Parece que son gente buena”. Ahora nos están dando consejos.
¿Qué dicen?
Pidieron todos a coro.
Ol sám etnatropmi se ratart ed rarojem onu, on racsub sol sotcefed ed sol sorto.
Aclara…
Pidió Fran.
“Lo más importante es tratar de mejorar uno, no buscar los defectos de los otros”. Ahora dicen: “ Sortoson on somacitirc a eidan, “somecah” ol euq on “ necah” sol euq neneit al nóicagilbo ed “olrecah”.
¿Y ahora, que dijeron?
Quiso saber Robi.
“Nosotros no criticamos a nadie, hacemos lo que no hacen los que tienen la obligación de hacerlo”.
Siempre hay algún curioso y aquel vecino, alzando la voz, les llamó la atención a los demás y aparecieron muchos a observar lo que estaba ocurriendo.
Una luz importante bajó del cielo y todas aquellas personitas, contamos más de cien, subieron a ella, la luz, tomó la forma de una nave y se elevó rápidamente, su imagen se mostró por unos minutos, siempre, alejándose velozmente…
Los once pibes viajaban con ellos.

Y un día hubo mudanza…

de Catalano, Ángel B.

Recuerdo cuando era chico
que yo jugaba contento,
En los fondos de mi rancho
con palas, zunchos y tientos.

También suelo ver a mama
gauchita linda y sonriente,
Preparando la comida,
cebando mates calientes.

Cuando iba por los esteros
saltando zanjas limpitas,
Era al volver por la tarde
un muchacho con pintitas.

Chacarera pueblerina
con mis recuerdos de chango,
A veces me río mucho
recordando mis tamangos…

En un burro lleno e’ mañas
iba a la escuela y sabía,
Que me haría mucha falta
todo lo que allí aprendía.

Cuando me puse los largos
salí a cuerpearle a la vida,
Me fui al Norte, con mis sueños
y una triste despedida…

Todita la gente dice:
qué lindo el tiempo pasado…
¿Será porque eso es muy cierto,
o es que se olvida lo malo…?

Una fiesta

de Catalano, Ángel B.

Dios nos está contemplando
Se divierte con nosotros,
Es una fiesta la tierra
Para sus hermosos ojos.

Niños que van a la escuela
Son “juguetes” caprichosos,
Los mares y las praderas
Paisajes maravillosos.

Las palomas, los gorriones,
Los vencejos, las abejas,
Regocijo para el aire,
Para todos, una fiesta.

El agua por la montaña
Va cayendo y forma un río,
Una fiesta para el alma
Un poema con destino.

El amor gran sentimiento.
La esperanza, un sortilegio.
Es una fiesta la vida
Y vivirla, un privilegio.

Viajar por mi interior

de Catalano, Ángel B.

¿Por qué? ¿Adonde? ¿Cuándo?
Cuestionario natural, nos preguntamos,
Si de un viaje se trata
¿A dónde vamos?

Cataratas, las montañas, los glaciares,
El mar, los bosques, mil lugares,
Pero ¿Porqué dejar el sitio en el que estamos?
¿Qué fuerza nos impulsa, qué buscamos?

Las respuestas van surgiendo estimuladas,
Por el ímpetu interior, nuestros deseos,
Pero ninguna satisface aquel pedido,
Tal vez es un vulgar requerimiento.

Descansar, visitar otros paisajes,
Distenderse, acrecentar nuestra cultura,
Recuperar las energías ya gastadas,
O quizá, de todo aquello la mixtura.

Se me ocurre, sin dejar nada de lado,
Viajar por mi interior, sencillamente,
¡Cuántos refugios, cuántos sitios olvidados!
Que han de vivir dentro de mí y para siempre.