Declaración de amor

de Cremer, Lilia.

 

Arrojaré al Egeo mi mensaje
desde mi otro cielo de quimeras.
Bogará hasta tu isla milenaria
prisionero fugaz de las estrellas.

Te veré en alocado intento
colgarte a una baba del diablo.
Acelerar la prisa con denuedo
y amarrarlo así a tu costado.

Si al leerlo aceptas mi propuesta
soplame un arpeggio con tu saxo.
Bajaré a horcajadas de una nube
a concretar un encuentro inesperado.

La cita es en París, sin más detalles.
Rechazo Buenos Aires: da nostalgia.
Quiero beber el aire parisino
y de tu mano caminar mis ansias.

Treparemos los hierros tan amados
de una Torre Eiffel con añoranzas.
Desafiarías tal vez a mi rayuela
y yo apostaría a ser tu Maga.

Robaremos pinceles en Montmartre,
en un lienzo dibujarás mi cara.
Susurrarás tus erres en mi oído
y yo murmuraré una zamba.

Decime que sí, que no alucino,
que mi fuego es tu fuego y es el fuego.
Que sobre Notre Dame no son palomas,
que están volando en un éxtasis las gárgolas.

Cabalguemos el tigre que aún habita
en vos, en mí, en días de infancia.
Corramos por el Sena sin dudarlo,
llevando de la mano a una Esperanza.

Subime a tu dragón, soy autonauta.
Saqué pasaje directo hasta Marsella.
Me dormiré en el verde de tus ojos.
Pensaré que la vida es muy, muy bella.