Finalista:
IV Concurso de Microrelatos Eróticos
Nada puedo hacer. El mundo tiembla y me acurruco como un gorrión aterido. De mi enarbolada libertad solo queda el rezongo murmurado en las caricias: un aleteo frágil de suficiencia fanfarrona. Lo perdí todo, o quizás lo entregué. Ya no hay pasado: solo un presente continuo.